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sábado, 9 de enero de 2021

- El Páramo andino



En la cima de todas estas altas montañas del Cantón Cayambe hay zonas como Llanos del Alba, en Ventanas, que generan 6 litros de agua por segundo. Además, están las fuentes de Santa Rosa, en Quillul, con 10 l/s; Queseracucho, en Chapijina (15 l/s); Turupamba (10 l/s) y Mula Potrero, en Pucará (30 l/s), que calman la sed de los habitantes de Pesillo Esa es la principal razón para que vecinos, como Segundo Elías Colcha, otro líder local, velen para que esta área no sea alterada por el hombre. Por eso, en esta jurisdicción ahora se busca generar planes de conservación y de manejo de estos sitios sagrados que dan agua a los pueblos.



Pesillo cuida del verde de su páramoComo Ventana Grande se conoce a una zona rocosa de la cima de las montañas de la comunidad de Pesillo, en Cayambe, Pichincha. La erosión formó un hoyo, de aproximadamente 12 metros, en una de las paredes de la roca gigante. El ruido del viento y del agua acompañan a este lugar tapizado de pajonales dorados, almohadillas, pencos, mortiños, chocho de páramo, arbustos...

En días despejados, desde esta cumbre se pueden avistar el verde valle de Angochagua, en la cercana provincia de Imbabura, poblados vecinos que serpentean el volcán Cayambe y otras localidades en el norte Pichincha. Este es uno de los cinco sitios considerados arqueológicos, que parecen estar encubiertos en medio de este paraje natural, que es conservado y protegido por la comunidad indígena Pucará de Pesillo.

En la localidad, que está ubicada a 3.000 metros de altitud, habitan 3.250 personas, la mayoría se dedica a la agricultura y ganadería. “Junto a Ventana Grande nace una de las vertientes que abastece de agua a Pesillo”, comenta Carlos Lechón, responsable de Ambiente de esta comuna, una de las 176 parcialidades que están dentro del territorio del pueblo Kayambi. El campesino tiene 43 años y es uno de los vecinos que más ha recorrido por estos senderos de tierra que conecta a estas montañas y páramos. A una hora de camino desde Ventana Grande hay otro anillo en una pared rocosa, a la que los lugareños le conocen como Ventana Chiquita. A un costado se avista un último bosque verde montano alto, en donde resalta el pumamaqui, considerado la especie emblemática de Pesillo. Durante el recorrido sorprende el avistamiento de curiquingues, gavilanes, conejos silvestres. En cambio, los venados de cola blanca, lobos y osos de anteojos, que también habitan en la zona, son huidizos ante la presencia del ser humano.

En este territorio ancestral, que actualmente es georreferenciado por la comunidad, también se pueden visitar otros tres sitios ancestrales, conocidos como León Guardián, Zanja Rumi y El Pucará. Este último es el cerro más representativo. Por su extensión y altura, se cree que fue para una importante jerarquía, por ser un lugar para la ritualidad y la guardianía durante la época prehispánica.

Para los actuales pobladores, el sitio tiene una importancia espiritual y energética, asegura Graciela Alba, gobernadora de la comuna. Por eso, cuando el agua escasea, todos acuden al cerro de Pucará, situado a uno 3 800 metros, para realizar el denominado Wachakaray. Se trata de una ceremonia que incluye una ofrenda de alimentos, especialmente dulces, como ocas y mashua. Con esto, los comuneros depositan en la tierra un presente pero también comparten la comida. Durante esta práctica, heredada de sus antepasados, participan padres e hijos. Según la tradición, los niños gritan: ‘Taiticu Dios, regálanos agua’. “Los cerros más altos nos permiten conectarnos con nuestras deidades”, señala Alba. El Wachakaray es una tradición de la étnia kichwa. En el Wachakaray los familiares de los difuntos llevan ofrendas florales y alimenticias al cementerio para compartirlas con sus vecinos.

Además se prepara el "champús”, un alimento hecho a base de maíz y otras especies. Esta ofrenda es entregada a manera de pago a un rezador, el cual ora por las almas de los difuntos. Esta tradición aún se la sigue realizando cada dos de noviembre.

En Llanos del Alba, las comuneras recibieron arbolitos frutales

Cubiertas con mascarillas, las mujeres la del cantón Cayambe, al norte de Quito, recibieron matitas de árboles frutales. El objetivo de la iniciativa es que la población del lugar tengan una sana alimentación complementaria durante el tiempo de pandemia. El proyecto forma parte de Casa Dolores de la Junta de Protección de Derecho y pretende principalmente el apoyo a familias en situación de vulnerabilidad: escasos recursos económicos, con niños pequeños o con miembros de la tercera edad.

En una Cami pinta, representantes de la Alcaldía de Cayambe y de la Junta parroquial llegaron a Llanos del Alba, una comunidad con varias docenas de plantas. Cada una de las moradoras de la zona recibió entre uno y dos arbolitos de especies frutales. En una fila y con el debido distanciamiento social, recibieron las plantas de manzana, limón y hierbas para utilizar en la cocina como cilantro, perejil y apio. Cuando las plantas crezcan los frutos serán sumados a la dieta diaria de las personas de la localidad.

Al enterarse del proyecto, algunas residentes llegaron a caballo al sitio en el que se realizaba la entrega, con el fin de ser parte de la iniciativa. Las beneficiarias estaban agradecidas por la iniciativa de apoyo a los sectores más alejados de la parroquia.

Compartiendo con jóvenes de la Armenia (Quito) en la comunidad llano de Alba en el cantón Cayambe

Páramo

El páramo es un ecosistema donde predomina la vegetación, por lo que se clasifica como una pradera o matorral de montaña. Tienden a ubicarse en altitudes hasta de 5000 ms. El páramo más conocido en la actualidad es, el páramo andino que se encuentran en América del Sur, no obstante, también se puede encontrar páramos en América  Central.

La gran altitud en sitios tropicales produce un clima especial que puede resumirse en “invierno todas las noches y verano todos los días”.

La gente de los páramos ha usado el ecosistema para obtener agua, alimento, medicina, leña, materiales de construcción, etc. Varios tubérculos andinos como el melloco, la oca y la mashua son propios de las partes más altas de los Andes.

Los montes y las lagunas han sido parte fundamental de la religiosidad andina. Las épocas de la Conquista y la Colonia fueron testigos de un deterioro del ecosistema por parte de especies exóticas como ovejas, caballos y vacas.

En la actualidad, los páramos están mayormente habitados y usados directamente por poblaciones campesinas y/o indígenas, en su mayor parte marginadas y en un estado de extrema pobreza. Estas personas, que constituyen una verdadera cultura paramera (en sí misma diversa a lo largo del ecosistema) que está en proceso de extinción, han vivido allí en varios casos por muchas generaciones, pero el impacto mayor se ha dado en las últimas décadas ante la mala distribución de la tierra, que obliga a estas personas a subir la frontera agrícola, quemar el pajonal, llevar sus rebaños a las alturas y usar los bosquetes para leña. También se han hecho plantaciones, en algunas ocasiones a nivel industrial, de especies leñosas exóticas, especialmente pinos de Monterrey (Pinus radiata), que impactan negativamente sobre el suelo y la diversidad del ecosistema. 

Los páramos suelen ser territorios húmedos. Debido a las condiciones del medio ambiente y del mismo suelo, estos cumplen una función de esponja para poder absorber la humedad que se presenta en la atmósfera. Purifican el agua y la regulan hasta llegar a los cauces.

Todo esto ha hecho que los servicios ambientales fundamentales del páramo se vayan deteriorando y que la calidad de vida de la gente que depende directamente de ellos se afecte notablemente. Los usuarios indirectos del páramo son muy numerosos puesto que, como se ha explicado, los suelos especiales de este ecosistema almacenen y distribuyen agua que luego es usada para riego, agua potable e hidroelectricidad. Los suelos de los páramos son una esponja natural pero que al ser compactada no recobra sus propiedades. Las quemas y el pisoteo del ganado alteran sus propiedades y se pierde su capacidad de almacenamiento de agua. 

La menor densidad de la capa atmosférica, común de las grandes altitudes, permite una mayor intensidad en la radiación ultravioleta y simultáneamente una mayor disipación de la energía lumínica, especialmente la infrarroja, que es la principal contribución en calor para el planeta. Esto provoca, por ejemplo, que la piel humana al descubierto se quema muy fácilmente y, a la vez, el clima es generalmente frío, especialmente en las madrugadas.

En Ecuador y Perú, suelen ser páramos secos, donde están influenciados por las masas del aire. La principal masa de aire viene desde el Amazonas, la cual en su viaje ha dejado toda la humedad en las laderas. 

En general, estos territorios suelen tener un clima frio y húmedo pero presentan siempre cambios repentinos durante el día que pueden superar los 30ºC. Aunque las temperaturas medias suelen estar en el rango de 2ºC hasta los 10ºC. Es por ello que el medio ambiente se vuelve a brusco para las plantas a medida que va en aumento en altitud. La vegetación del páramo se describe como principalmente abierta, dominada por gramíneas, arbustos, hierbas y rosetas gigantes del grupo de los frailejones. La flora está constituida por vegetales perennes, plantas herbáceas, arbustos y árboles enanos, musgos , líquenes y ciertos pastos.

En esta región se distribuyen varias especies amenazadas, de las cuales las más conspicuas son, entre otras, el Cóndor Andino (Vultur gryphus), la danta o tapir de montaña (Tapirus pinchaque), el oso de anteojos (Tremarctos ornatus), los venados (Pudu mephistophiles, Mazama rufina, M americana y Odocoileus virginianus) ...

La estacionalidad diaria de los páramos es superficialmente parecida a la estacionalidad anual propia de latitudes templadas y polares. Una consecuencia de ella es que algunos animales, como los colibríes del Chimborazo  “hibernan” durante las horas más frías. Algunos insectos, por su lado, solo están activos en las horas del alba o las del crepúsculo, cuando las radiaciones son tolerables y aún no hace demasiado frío. Este clima, particularmente inestable además de frío, es nublado y lluvioso, aunque hay horas de sol intenso en las temporadas secas.

Los suelos de los páramos son en buena parte de origen glaciar y volcánico reciente, y muchos de ellos están aún en plena formación; en algunos lugares pueden alcanzar varios metros de espesor. Su estructura especial se debe a una combinación de materia orgánica, que se descompone muy lentamente en el clima frío, y de ceniza volcánica. Esta estructura es la base para el servicio ambiental fundamental del páramo: el almacenamiento y distribución de agua limpia y constante a los sitios bajos, donde se usa para riego, agua potable e hidroelectricidad. La importancia estratégica de estos suelos y la de la vegetación que lo protege, así como su fragilidad, han empezado a ser tratadas desde varios puntos de vista.

Guillermo Churuchumbi, Alcalde Indígena del cantón Cayambe

Luis Guillermo Churuchumbi Lechón nació el 18 de enero de 1970 en la comunidad Pesillo de la parroquia Olmedo, en la zona norte del cantón Cayambe. En el 2001 obtuvo el título de licenciado en Ciencias de la Educación con especialización en pedagogía intercultural por parte de la Universidad Politécnica Salesiana, en el 2003 en la Universidad de Valencia obtuvo un diplomado en Participación Política, Gestión y Desarrollo en el Ámbito Local y en el 2013 en la Universidad Andina Simón Bolívar terminó su Maestría sobre Estudios Latinoamericanos en relaciones Internacionales.

Ha trabajado como consultor, coordinador y ha brindado asistencia técnica a proyectos sociales de ONGs como UNICEF, APN, PLAN INTERNACIONAL y Fundación KAWSAY. En el plano de la política nacional jugó un papel fundamental cuando fue Coordinador del equipo asesor para el seguimiento a la Asamblea Nacional Constituyente por parte de la CONAIE – ECUARUNARI (Montecristi 2008).

El 23 de febrero de 2014 ganó las elecciones seccionales por votación popular posicionándose como el Primer Alcalde Indígena del cantón Cayambe el 14 de mayo de 2014. 

En sus tres años y medio de Administración Municipal ha realizado obras y proyectos de manera incluyente, transparente y participativa, logrando integración ciudadana a través de la Minga, práctica ancestral de trabajo colectivo. Agua potable, saneamiento, educación y erradicación de la pobreza son los ejes fundamentales de la Administración del alcalde Guillermo Churuchumbi.

 


 

 

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