Mariana
de Jesús nació en Quito el 31 de octubre 1618 y falleció el 26 de mayo 1645.
Huérfana desde los siete años, fue tutelada por su hermana mayor, de nombre Jérónima y su esposo quienes la criaron como hija suya y comprendieron su inclinación hacia la vida penitente. A temprana edad dio muestras de una precoz vida religiosa oración y de caridad hacia los pobres, invitando a sus sobrinas (de su misma edad) a rezar el rosario, hacer el viacrucis, evangelizar paganos y ayudar a los indigentes.
Ayudada por su cuñado, en dos ocasiones intentó ingresar sin éxito a la comunidad religiosa, por lo que decidió servir a Dios de manera laica, viviendo en una habitación que se le construyó en el solar que había heredado su hermana Jerónima y que hoy corresponde al coro del Monasterio de El Carmen Alto. Su primer guía espiritual fue el jesuita Juan Camacho, quien la motivó para hacer el voto de virginidad perpetua.
Retrato de Mariana de Jesús, por Antonio
Salas Avilés (1845)
Mariana de Jesús tenía dotes innatas para la música, por lo que tocaba hermosamente la guitarra y la vihuela, además de que poseía una armoniosa voz que compartía a través del canto. Había aprendido a leer, coser, tejer y bordar, lo que le permitía mantener su tiempo ocupado y lejos del pecado de la ociosidad.
Se propuso cumplir aquel mandato de Jesús: "Quien
desea seguirme que se niegue a sí mismo", y desde niña empezó a
mortificarse en la comida, en el beber y dormir. Con frecuencia se retiraba a
practicar penitencia en su habitación, la cual despojó de todo mueble con
excepción de un ataúd y una calavera que
le recordaban que iba a morir y tendría que rendir cuentas a Dios; en él dormía
varias noches cada semana, y el tiempo restante lo tenía lleno de almohadas que
semejaban un cadáver.
Entre sus
guías espirituales más célebres se encontraba el padre Hernando de la Cruz, quien
realizó un hermoso retrato de la joven y le dedicó un poema. El 6 de noviembre
de 1639, y por consejo de sus confesores, se hizo terciaria de San Francisco de
Asís (ya que en la Compañía de Jesús no
hay tercera orden, como ella tanto hubiera deseado).
Murió el
viernes 26 de mayo de 1645,y fue precedido por un inmenso cortejo fúnebre, y a
la misa acudieron los más importantes personajes de la ciudad, así como cientos
de pobres a los que alguna vez había ayudado..
Fue
una mujer piadosa y devota que se entregó a una vida de recogimiento en un ambiente
de total austeridad y penitencia dentro de su propia casa. Según sus
hagiografías, era ferviente seguidora de santa Teresa de Jesús y en varias
ocasiones habría expresado el deseo de que su casa acogiera un convento de
carmelitas descalzas.
En Quito ocurrieron un conjunto de movimientos telúricos que destruyeron varias casas y ocasionaron la muerte de algunas personas, por lo que un sacerdote de la iglesia de La Compañía dijo durante un sermón: "Dios mío, te ofrezco mi vida para que se acaben los terremotos". A lo que Mariana respondió: "No, Señor, la vida de este sacerdote es necesaria para salvar muchas almas, en cambio yo no soy necesaria. Te ofrezco mi vida para que cesen estos terremotos". La gente admiró el sacrificio que ofrecía la joven, y aquella misma mañana al salir del templo ella manifestó que comenzó a sentirse muy enferma, hecho que coincidió con el cese de los movimientos telúricos de acuerdo a la crónica de la época.
El Convento del Carmen Alto (en la casa de Santa Marianita de Jesús en la actualidad
Es
conocida como la Azucena de Quito por un suceso sobrenatural
que le es atribuido: durante la convalecencia de la enfermedad que le aquejaba
tras el sacrificio ofrecido, parte de los tratamientos médicos consistían en
sacarle sangre. Después la muchacha de servicio vertía la sangre en una maceta
del huerto, y en la misma nació días después una bellísima azucena. Es por eso
que en la mayor parte de sus representaciones aparece con esta flor entre sus
manos o cerca de ella.
Se dice
que la joven recibió el don de conocer el futuro, por lo que predijo entre
otras cosas, el día que su casa se convertiría en un Monasterio Carmelita, lo que se cumplió.
La casa de Santa Marianita de
Jesús
El
propietario del inmueble, Juan Guerrero de Salazar, sobrino político de la
beata quiteña, se empeñó en cumplir la voluntad de su tía, destacada
insistentemente como una profecía. El 9 de mayo de 1653 entregó el inmueble a
las carmelitas descalzas llegadas de Lima, mediante una escritura de
donación. Tres siglos después de su muerte, la Asamblea Nacional la
declaró Heroína Nacional y poco después, Pío XII la proclamó la
primera santa quiteña.
El
Museo del Carmen Alto (en la casa de Santa Marianita)
El museo alberga
una rica colección de obras pictóricas, objetos religiosos, textiles
artesanales, esculturas en varias escalas y trabajos en madera; además de varios
objetos elaborados en el transcurso de los últimos cuatro siglos.
En Quito, el arte
religioso fue un oficio y una expresión predominante durante mucho tiempo y los
monasterios eran espacios donde se concentraban trabajos de artistas anónimos y
de renombre. En el Carmen Alto, el arte se puede apreciar en todos los
rincones y se destacan obras representativas de estilos simbolista,
expresionista, barroco quiteño y maneirismo.
Las obras del
taller de Bernardo Rodríguez (siglo XVIII), de Víctor Mideros (siglo XX), de
Luis Ruiz (siglo XX) y de Hernando de la Cruz (siglo XVII) forman parte de
nuestra exposición permanente. Además existen obras atribuidas a artistas
anónimos que en algún momento de la historia realizaron trabajos para el
monasterio.
La
mayoría de pinturas de soporte en tela son de autores anónimos y datan entre el
siglo XVII y XX. Sin embargo, existen obras de autores representativos como
Víctor Mideros, Montúfar, Luis A. Ruiz y Ramón A. Vargas. Otras son atribuidas
a Joaquín Pinto, al taller de Bernardo Rodríguez de la Parra y Jaramillo, a
Miguel de Santiago y a Isabel de Santiago.
La
colección de esculturas está conformada por obras de talla completa, de vestir,
de tela encolada, tipo candelero entre otras que datan de los siglos XVII al
XIX. Están ornamentadas con depuradas técnicas decorativas como policromías,
encarnados mates y brillantes, chinescos y estofados.
La Dormición
o Tránsito de la Virgen.
En
el Monasterio del Carmen Alto, la fiesta en homenaje al Tránsito de la Virgen
María a los cielos alcanzó gran fastuosidad a fines del siglo XVIII. Cada 15 de
agosto el conjunto escultórico completo era colocado en el presbiterio de la
iglesia del monasterio en un escenario teatral, propio de la cultura barroca,
plagado de luminarias, cortinajes, espejos y otros objetos.
Desde
hace más de doscientos años, el Monasterio del Carmen Alto conserva el conjunto
escultórico de la “Dormición” o “Tránsito de la Virgen María” que escenifica la
transición de la Virgen María desde la vida terrenal hacia el reino celestial.
Está compuesto por 17 personajes: María de Salomé, María de Cleofás, dos
ángeles, los doce apóstoles y la Virgen María. Complementa el conjunto una
lujosa cama sobre la cual yace la Madre de Dios. Por tratarse de una pieza de
alto valor estético y artístico destacamos sus aspectos decorativos e
iconográficos. La cama sobre la que yace la Virgen María data del siglo XVIII.
Está labrada en madera, policromada y adornada con espejos.
Una muestra de la fastuosidad con que se rendía culto al Tránsito de la Virgen es la cama, labrada a fines del siglo XVIII en madera policromada y decorada con ornamentos dorados sobre un fondo de color carmesí. El mueble ha sufrido varios cambios, no obstante conserva su original estilo rococó caracterizado por una ornamentación exuberante compuesta de apliques, espejos, flores, rocallas o conchas y volutas en forma de S y C ricamente talladas y doradas. Está formada por el espaldar, pie de cama, largueros y por un somier o estructura de madera sobre la que se asienta el colchón.
Esta estructura es alta para destacar la imagen de la Virgen. El espaldar de bordes curvos está rematado por una rocalla o concha de color gris. Sobre la superficie se destacan las rocallas, volutas o figuras en espiral, las cuales enmarcan tres espejos rectangulares. En los apliques vemos las imágenes de los apóstoles Pedro, Felipe y Bartolomé, un querubín y Santa Bárbara, rodeados de ornamentos florales.
En la parte central y frontal del pie de la cama se ubica una rocalla de gran tamaño, alrededor se observan diferentes tipos de flores como rosas y azucenas con sus respetivos tallos de color verde. En cada soporte del espaldar y pie de cama sobresalen cuatro figuras masculinas de medio cuerpo tipo atlantes. Los rostros tienen encarne brillante, visten con túnica azul decorada con la técnica del chinesco; también se observa una decoración floral dorada y estofada; es decir, pintada a pincel. Sobre la cabeza llevan una pieza adaptada para colocar cirios que las hermanas carmelitas tenían encendidos durante la fiesta de la “Dormición o Tránsito de la Virgen”.
*** Ver
el video: https://www.youtube.com/watch?v=MMll6cD0evk&t=20s
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