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martes, 12 de noviembre de 2019

- El Santuario de la Virgen del Quinche

Constituye uno de los santuarios más visitados por los feligreses y romeriantes en el Ecuador. El Santuario, pese a los sismos, se mantiene conservado. Este Santuario es de peregrinación a la Virgen del Quinche traída desde Oyacachi el 10 de marzo de 1604.
La palabra ‘Quinche’ tiene origen en la lengua Quechua, cuyo significado se compone de dos vocablos, Quin que significa Sol y Chi que significa Monte, así Quinche significa Monte del Sol.
La imagen de Nuestra Señora de la Presentación de El Quinche es una hermosa escultura en madera, tallada en el siglo XVI por don Diego de Robles, extraordinario artista de la escuela quiteña de arte, al que se deben también otras imágenes de María de gran popularidad y veneración.
El rostro de Jesús evoca las facciones de los niños mestizos de aquellas sierras. Mestizo es el color de la Madre, síntesis del alma del inca y del español. Su fina nariz está enmarcada por un delicado rostro ovalado de labios delgados y boca pequeña; sus ojos achinados y su mirada triste con los párpados entrecerrados o caídos le confieren una dulzura única. Su advocación es tan popular en Ecuador, especialmente entre los indígenas que la llaman con afecto "La Pequeñita" a su protectora del cielo. Es de admirar la variedad de cantos que se entonan en honor de la Virgen del Quinche, con textos en quechua, en jíbaro y en otros dialectos de la región y también en castellano; muchos de ellos se cantan desde hace cuatro siglos.
El Monasterio y la iglesia se desarrollan desde el parque principal a través de un gran atrio que conduce a un frontispicio de dos cuerpos, con dos torres laterales de tres cuerpos, rematadas con tambores cubiertos por cúpula de nervadura.
La planta se desarrolla en tres naves de grandes dimensiones: la nave central cubierta por bóveda de cañón corrido, las naves laterales cubiertas por cúpulas, dado, tambor y cúpula en el crucero. La bema del altar mayor se desarrolla a un nivel más alto que la nave central del crucero. Los cuerpos de la torre se refuerzan en sus esquinas con elementos de piedra, en la planta baja y de ladrillo en los cuerpos superiores.
El Santuario actual es de cal y ladrillo; la capacidad total del Santuario para peregrinos de pie: 3556 personas y para sentados 966 personas, tiene un área construida total en planta de 2.049 m2..
Peregrinación al Santuario de la Virgen del Quinche: cada mes de noviembre miles de devotos de la Virgen de El Quinche, emprenden una caminata hasta el Santuario, ubicado a 60 kilómetros de Quito, para "agradecerle o pedir un favor especial".
Las caminatas se realizan desde hace más de 400 años, cuando la Virgen fue trasladada desde Oyacachi a El Quinche, se le atribuyen una infinidad de milagros y favores que se retratan en algunos lienzos y placas que los devotos traen al Santuario. 
La Virgen del Quinche de Oyacachi. Cuenta la leyenda que, en el momento más crítico, los oyacachenses se vieron en la urgencia de buscar algún lugar que los mantenga a salvo de los temibles osos, protección que encontraron en una caverna de formación natural. Un día, de manera casual y misteriosa pasó por ahí una hermosa mujer de rasgos extranjeros, tez blanca y largos cabellos, con un niño en brazos.
Ella les consoló y explicó que podía librarles de la letal plaga, pero con una sola condición: que se convirtieran a la religión católica y se hicieran evangelizar por el sacerdote de la población más cercana. Lo extraño no fue solo la súbita aparición de esta mujer o sus exóticos rasgos sino también su manera de desaparecer. Era la hora en que se ocultaba el sol, ella se marchó inmediatamente después de hablar con los aterrados indígenas y de haber hecho su propuesta. Ella les dijo que tenía que llegar esa misma noche a El Quinche.
Todos sabían que eso era imposible, ya que incluso de día era difícil una travesía de varias horas de intenso y cenagoso camino. Pero, la misteriosa mujer se fue y volvió en dos ocasiones más, procediendo todas las veces de la misma forma, es decir, dejando una sensación de paz, denotando optimismo al ofrecer una solución para el problema y marchándose decididamente, siempre a la hora del ocaso. Debía ser algo divino.
Ante la desesperante situación y en vista de que la forma en que aparecía y desaparecía aquella mujer era muy desconcertante, aunque soberbia, los oyacachenses decidieron probar fortuna, pues no tenían nada que perder. Se hicieron evangelizar y construyeron un pequeño altar en la cueva del refugio, lo cual se dice que ciertamente ahuyentó a los osos. Ahora solo les faltaba una imagen católica, que buscaban con vehemencia, a la cual venerar y que adornara el altar. Diego de Robles se entera y decide viajar con su obra hacia el agreste pueblo. Corría el año de 1590.
Cuenta el relato que los indígenas de Oyacachi se quedaron estupefactos al ver la escultura de Robles, porque decían que era la misma extraña señora que se les apareció con un niño en brazos en tres ocasiones; entonces no dudaron en adquirirla. Pagaron al hábil artesano con tablas de cedro, que era lo único interesante que podían ofrecer, ya que esta madera abunda en el sector; de hecho, este enclave en particular, de los varios que ha tenido Oyacachi, tenía el sobrenombre de Cedropamba (llanura de cedro en quichua). Al tratarse de madera de gran calidad, el escultor quedó conforme. Una vez hecho el trato, los recientemente convertidos pusieron a la Virgen en la rústica capilla improvisada en la cueva; de aquí la denominación que tiene hasta la actualidad para muchos: " La Virgen de la Peña".
Se cuenta que luego de erradicada la terminada plaga, el primer milagro fue concedido al propio Diego de Robles, quién tiempo después de haber negociado la imagen, volvió a Oyacachi para reabastecerse de la buena madera del lugar. Aprovechando su presencia, los oyacachenses le pidieron que hiciera un nicho para que descansara la divina imagen en una humilde capilla que habían construido. Sin embargo, Robles se negó y agarró camino hacia Quito; cuando pasaba el puente sobre el río Cariaco, cayó accidentalmente hacia las profundidades.
Es entonces cuando Robles invoca a la Virgen de Oyacachi, quedando sorpresivamente suspendido en la rama de un árbol. Su fortuna se completaba con el paso de tres caminantes que lo ayudaron a salir del atolladero y lo llevaron nuevamente hacia el devoto pueblo. Luego, al igual que la misteriosa señora, desaparecieron sin dejar rastro alguno. En agradecimiento Robles volvió con todo lo necesario y construyó el anhelado nicho. A partir de estos hechos, la fama de la Virgen no tardó en difundirse; sus milagros además seguían multiplicándose, por lo cual no demoró en llegar una ola de peregrinos desde cercanos y lejanos sectores.

Por la devoción de raigambre popular a tan bendita imagen hizo su primera visita a Quito en 1632 y el Cabildo de Quito la declaró Patrona y protectora de la ciudad. 
En 1822 fue aclamada como protectora de la Independencia ecuatoriana; ello hizo que el clamor popular pidiera a la Iglesia ecuatoriana la Coronación Canónica a la Sagrada Imagen acontecimiento que se realizó el 20 de junio de 1943 de manos de Mons. Carlos María de la Torre, Arzobispo de Quito, delegado del Papa Pío XII. 
UNA HISTORIA VIVIENTE: NUESTRA SEÑORA DE EL QUINCHE
En el Ecuador en tiempos de la Colonia española aparecen las primeras imágenes talladas en Quito, y que son instrumentos valiosos para la evangelización.
En 1588, don Diego de Robles, español radicado en Quito, a pedido de los indios de Lumbisi le piden una réplica de la de Guápulo y les fabrica esta hermosísima imagen en cedro, de 64 cm y con el niño Jesús en su brazo izquierdo formando una sola pieza; de rara belleza, mirada materna y expresión amorosa, siendo Pontífice el Papa Sixto V
En 1589 es depositada por el artista en una cueva natural en las freñas de Oyacachi-Napo. Allí permaneció 14 años, fecha en que Quito la reclama y el IV Obispo de Quito Mons. Luis López de Solis ordenó su traslado al Quinche, en Pichincha.

El 10 de Marzo de 1604, llega al Quinche y es recibida por el cura Párroco, era en el pontificado del Papa Clemente VIII. Aquí ha permanecido hasta hoy.
• En 1902 se inicia la construcción del Santuario actual en cal y ladrillo y a base de mingas y donaciones
• 1925 concluye la gigante Basílica , obra de los religiosos: Hermano Salesiano Jacinto Pankieri, italiano y el Padre Pedro Bruning, lazarista alemán: el uno los planos arquitectónicos y el otro la ingeniería.
• El 29 de junio de 1943, el Papa Pío XII decreta la Coronación Canónica de la sagrada imagen y su Delegado es Mons. Carlos María de la Torre, Arzobispo de Quito.
• El 30 de Mayo de 1944, la Arquidiócesis de Quito solicita y entrega la administración pastoral de la Parroquia de El Quinche y su Santuario a la Congregación ecuatoriana de Misiones Oblatos fundados por el siervo de Dios P. Julio María Matovelle, en Cuenca del Ecuador.
FIESTAS RELIGIOSAS
• 21 de Noviembre-fiesta nacional de Nuestra Señora de la Presentación de El Quinche, la novena comienza el 12 de noviembre y culmina el 21
• Hay otras secundarias: 10 de Marzo memoria de su llegada de Oyacachi. El 14 de Setiembre, declarada Patrona de la Provincia de Pichincha.
La fiesta de la Virgen del Quinche, llamada también con afecto como “la Pequeñita”, es el 21 de noviembre, su imagen fue coronada en 1943 y el templo actual donde se encuentra fue declarado Santuario Nacional en 1985.
EL Papa visitó el Santuario de la Virgen del Quinche el 8 julio 2015. En el encuentro del Papa con los religiosos y seminaristas en el Santuario Nacional Mariano, el Santo Padre pronunció una especial oración a la Virgen del Quinche, Patrona del Ecuador.
Virgen María, Madre de El Quinche, escogida por Dios para darme a su Hijo y mostrarme el verdadero camino, atiende amorosa mi humilde oración.
Enséñame a amar, como lo hiciste tú, para vivir en paz y con serenidad;
enséñame a esforzarme, como tú, Madre, para cumplir las metas señaladas por Dios;
Enséñame a entregarme, y ser para los demás, las manos de Dios.
Enséñame a vivir con respeto a los hermanos ya que en ellos está la persona de Jesús; enséñame a orar para mantener el contacto con tu Hijo Divino;
enséñame a descubrir y cumplir la voluntad de Dios, ser feliz y llegar a mi plenitud;
Enséñame, en fin, a ser buena persona para estar contigo, María, con Jesús, con el Espíritu Santo y con mi Padre Dios en la eternidad.
Quince años permaneció la imagen al cuidado de los indígenas hasta que en 1604, el obispo del lugar ordenó su traslado al poblado del Quinche, de donde finalmente tomó su nombre. Fue puesta en la iglesia parroquial, sin embargo, pronto tuvieron que pensar en la construcción de un templo más grande. En 1630 la sagrada imagen fue colocada en un nuevo santuario donde permaneció sin contratiempo por 200 años. 
Con el terremoto de 1869 el templo quedó en terrible condición pero la imagen de la Virgen permaneció en perfecto estado. El templo hubo de ser reconstruido.
La última construcción del templo se remonta al año de 1905 y su consagración al año 1928. Roma declaró al Quinche Santuario Nacional del Ecuador.




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