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martes, 12 de noviembre de 2019

- El Santuario de la Virgen del Quinche

Constituye uno de los santuarios más visitados por los feligreses y romeriantes en el Ecuador. El Santuario, pese a los sismos, se mantiene conservado. Este Santuario es de peregrinación a la Virgen del Quinche traída desde Oyacachi el 10 de marzo de 1604.
La palabra ‘Quinche’ tiene origen en la lengua Quechua, cuyo significado se compone de dos vocablos, Quin que significa Sol y Chi que significa Monte, así Quinche significa Monte del Sol.
La imagen de Nuestra Señora de la Presentación de El Quinche es una hermosa escultura en madera, tallada en el siglo XVI por don Diego de Robles, extraordinario artista de la escuela quiteña de arte, al que se deben también otras imágenes de María de gran popularidad y veneración.
El rostro de Jesús evoca las facciones de los niños mestizos de aquellas sierras. Mestizo es el color de la Madre, síntesis del alma del inca y del español. Su fina nariz está enmarcada por un delicado rostro ovalado de labios delgados y boca pequeña; sus ojos achinados y su mirada triste con los párpados entrecerrados o caídos le confieren una dulzura única. Su advocación es tan popular en Ecuador, especialmente entre los indígenas que la llaman con afecto "La Pequeñita" a su protectora del cielo. Es de admirar la variedad de cantos que se entonan en honor de la Virgen del Quinche, con textos en quechua, en jíbaro y en otros dialectos de la región y también en castellano; muchos de ellos se cantan desde hace cuatro siglos.
El Monasterio y la iglesia se desarrollan desde el parque principal a través de un gran atrio que conduce a un frontispicio de dos cuerpos, con dos torres laterales de tres cuerpos, rematadas con tambores cubiertos por cúpula de nervadura.
La planta se desarrolla en tres naves de grandes dimensiones: la nave central cubierta por bóveda de cañón corrido, las naves laterales cubiertas por cúpulas, dado, tambor y cúpula en el crucero. La bema del altar mayor se desarrolla a un nivel más alto que la nave central del crucero. Los cuerpos de la torre se refuerzan en sus esquinas con elementos de piedra, en la planta baja y de ladrillo en los cuerpos superiores.
El Santuario actual es de cal y ladrillo; la capacidad total del Santuario para peregrinos de pie: 3556 personas y para sentados 966 personas, tiene un área construida total en planta de 2.049 m2..
Peregrinación al Santuario de la Virgen del Quinche: cada mes de noviembre miles de devotos de la Virgen de El Quinche, emprenden una caminata hasta el Santuario, ubicado a 60 kilómetros de Quito, para "agradecerle o pedir un favor especial".
Las caminatas se realizan desde hace más de 400 años, cuando la Virgen fue trasladada desde Oyacachi a El Quinche, se le atribuyen una infinidad de milagros y favores que se retratan en algunos lienzos y placas que los devotos traen al Santuario. 
La Virgen del Quinche de Oyacachi. Cuenta la leyenda que, en el momento más crítico, los oyacachenses se vieron en la urgencia de buscar algún lugar que los mantenga a salvo de los temibles osos, protección que encontraron en una caverna de formación natural. Un día, de manera casual y misteriosa pasó por ahí una hermosa mujer de rasgos extranjeros, tez blanca y largos cabellos, con un niño en brazos.
Ella les consoló y explicó que podía librarles de la letal plaga, pero con una sola condición: que se convirtieran a la religión católica y se hicieran evangelizar por el sacerdote de la población más cercana. Lo extraño no fue solo la súbita aparición de esta mujer o sus exóticos rasgos sino también su manera de desaparecer. Era la hora en que se ocultaba el sol, ella se marchó inmediatamente después de hablar con los aterrados indígenas y de haber hecho su propuesta. Ella les dijo que tenía que llegar esa misma noche a El Quinche.
Todos sabían que eso era imposible, ya que incluso de día era difícil una travesía de varias horas de intenso y cenagoso camino. Pero, la misteriosa mujer se fue y volvió en dos ocasiones más, procediendo todas las veces de la misma forma, es decir, dejando una sensación de paz, denotando optimismo al ofrecer una solución para el problema y marchándose decididamente, siempre a la hora del ocaso. Debía ser algo divino.
Ante la desesperante situación y en vista de que la forma en que aparecía y desaparecía aquella mujer era muy desconcertante, aunque soberbia, los oyacachenses decidieron probar fortuna, pues no tenían nada que perder. Se hicieron evangelizar y construyeron un pequeño altar en la cueva del refugio, lo cual se dice que ciertamente ahuyentó a los osos. Ahora solo les faltaba una imagen católica, que buscaban con vehemencia, a la cual venerar y que adornara el altar. Diego de Robles se entera y decide viajar con su obra hacia el agreste pueblo. Corría el año de 1590.
Cuenta el relato que los indígenas de Oyacachi se quedaron estupefactos al ver la escultura de Robles, porque decían que era la misma extraña señora que se les apareció con un niño en brazos en tres ocasiones; entonces no dudaron en adquirirla. Pagaron al hábil artesano con tablas de cedro, que era lo único interesante que podían ofrecer, ya que esta madera abunda en el sector; de hecho, este enclave en particular, de los varios que ha tenido Oyacachi, tenía el sobrenombre de Cedropamba (llanura de cedro en quichua). Al tratarse de madera de gran calidad, el escultor quedó conforme. Una vez hecho el trato, los recientemente convertidos pusieron a la Virgen en la rústica capilla improvisada en la cueva; de aquí la denominación que tiene hasta la actualidad para muchos: " La Virgen de la Peña".
Se cuenta que luego de erradicada la terminada plaga, el primer milagro fue concedido al propio Diego de Robles, quién tiempo después de haber negociado la imagen, volvió a Oyacachi para reabastecerse de la buena madera del lugar. Aprovechando su presencia, los oyacachenses le pidieron que hiciera un nicho para que descansara la divina imagen en una humilde capilla que habían construido. Sin embargo, Robles se negó y agarró camino hacia Quito; cuando pasaba el puente sobre el río Cariaco, cayó accidentalmente hacia las profundidades.
Es entonces cuando Robles invoca a la Virgen de Oyacachi, quedando sorpresivamente suspendido en la rama de un árbol. Su fortuna se completaba con el paso de tres caminantes que lo ayudaron a salir del atolladero y lo llevaron nuevamente hacia el devoto pueblo. Luego, al igual que la misteriosa señora, desaparecieron sin dejar rastro alguno. En agradecimiento Robles volvió con todo lo necesario y construyó el anhelado nicho. A partir de estos hechos, la fama de la Virgen no tardó en difundirse; sus milagros además seguían multiplicándose, por lo cual no demoró en llegar una ola de peregrinos desde cercanos y lejanos sectores.

Por la devoción de raigambre popular a tan bendita imagen hizo su primera visita a Quito en 1632 y el Cabildo de Quito la declaró Patrona y protectora de la ciudad. 
En 1822 fue aclamada como protectora de la Independencia ecuatoriana; ello hizo que el clamor popular pidiera a la Iglesia ecuatoriana la Coronación Canónica a la Sagrada Imagen acontecimiento que se realizó el 20 de junio de 1943 de manos de Mons. Carlos María de la Torre, Arzobispo de Quito, delegado del Papa Pío XII. 
UNA HISTORIA VIVIENTE: NUESTRA SEÑORA DE EL QUINCHE
En el Ecuador en tiempos de la Colonia española aparecen las primeras imágenes talladas en Quito, y que son instrumentos valiosos para la evangelización.
En 1588, don Diego de Robles, español radicado en Quito, a pedido de los indios de Lumbisi le piden una réplica de la de Guápulo y les fabrica esta hermosísima imagen en cedro, de 64 cm y con el niño Jesús en su brazo izquierdo formando una sola pieza; de rara belleza, mirada materna y expresión amorosa, siendo Pontífice el Papa Sixto V
En 1589 es depositada por el artista en una cueva natural en las freñas de Oyacachi-Napo. Allí permaneció 14 años, fecha en que Quito la reclama y el IV Obispo de Quito Mons. Luis López de Solis ordenó su traslado al Quinche, en Pichincha.

El 10 de Marzo de 1604, llega al Quinche y es recibida por el cura Párroco, era en el pontificado del Papa Clemente VIII. Aquí ha permanecido hasta hoy.
• En 1902 se inicia la construcción del Santuario actual en cal y ladrillo y a base de mingas y donaciones
• 1925 concluye la gigante Basílica , obra de los religiosos: Hermano Salesiano Jacinto Pankieri, italiano y el Padre Pedro Bruning, lazarista alemán: el uno los planos arquitectónicos y el otro la ingeniería.
• El 29 de junio de 1943, el Papa Pío XII decreta la Coronación Canónica de la sagrada imagen y su Delegado es Mons. Carlos María de la Torre, Arzobispo de Quito.
• El 30 de Mayo de 1944, la Arquidiócesis de Quito solicita y entrega la administración pastoral de la Parroquia de El Quinche y su Santuario a la Congregación ecuatoriana de Misiones Oblatos fundados por el siervo de Dios P. Julio María Matovelle, en Cuenca del Ecuador.
FIESTAS RELIGIOSAS
• 21 de Noviembre-fiesta nacional de Nuestra Señora de la Presentación de El Quinche, la novena comienza el 12 de noviembre y culmina el 21
• Hay otras secundarias: 10 de Marzo memoria de su llegada de Oyacachi. El 14 de Setiembre, declarada Patrona de la Provincia de Pichincha.
La fiesta de la Virgen del Quinche, llamada también con afecto como “la Pequeñita”, es el 21 de noviembre, su imagen fue coronada en 1943 y el templo actual donde se encuentra fue declarado Santuario Nacional en 1985.
EL Papa visitó el Santuario de la Virgen del Quinche el 8 julio 2015. En el encuentro del Papa con los religiosos y seminaristas en el Santuario Nacional Mariano, el Santo Padre pronunció una especial oración a la Virgen del Quinche, Patrona del Ecuador.
Virgen María, Madre de El Quinche, escogida por Dios para darme a su Hijo y mostrarme el verdadero camino, atiende amorosa mi humilde oración.
Enséñame a amar, como lo hiciste tú, para vivir en paz y con serenidad;
enséñame a esforzarme, como tú, Madre, para cumplir las metas señaladas por Dios;
Enséñame a entregarme, y ser para los demás, las manos de Dios.
Enséñame a vivir con respeto a los hermanos ya que en ellos está la persona de Jesús; enséñame a orar para mantener el contacto con tu Hijo Divino;
enséñame a descubrir y cumplir la voluntad de Dios, ser feliz y llegar a mi plenitud;
Enséñame, en fin, a ser buena persona para estar contigo, María, con Jesús, con el Espíritu Santo y con mi Padre Dios en la eternidad.
Quince años permaneció la imagen al cuidado de los indígenas hasta que en 1604, el obispo del lugar ordenó su traslado al poblado del Quinche, de donde finalmente tomó su nombre. Fue puesta en la iglesia parroquial, sin embargo, pronto tuvieron que pensar en la construcción de un templo más grande. En 1630 la sagrada imagen fue colocada en un nuevo santuario donde permaneció sin contratiempo por 200 años. 
Con el terremoto de 1869 el templo quedó en terrible condición pero la imagen de la Virgen permaneció en perfecto estado. El templo hubo de ser reconstruido.
La última construcción del templo se remonta al año de 1905 y su consagración al año 1928. Roma declaró al Quinche Santuario Nacional del Ecuador.




domingo, 10 de noviembre de 2019

- Rituales funerarios andinos

Flores y comida en los rituales funerarios andinos: Rituales andinos aún se conservan en los funerales.

En los velorios no puede faltar la comida para todos los acompañantes. Al quinto día las familias se reúnen para lavar la ropa del difunto, lo que ellos llaman “El Cinco”. Aunque dolorosa, la muerte es parte de la vida y su presencia involucra una serie de rituales que en muchos casos aún se mantienen en especial dentro de las comunidades andinas.
Cuando el deceso es evidente es preciso preparar a esa persona para su defunción. Por lo general, se contrata un sabio, quien mediante ritos ayuda al doliente a ir entre la vida y la muerte. Luego vienen los ritos de “paso”. El primero consiste en la vestimenta, tanto del difunto como de la familia. Las personas allegadas, generalmente la madre o cónyuge, colocan al fallecido sobre una mesa y lo bañan con agua del río y hojas de romero. Posteriormente a esto se escoge la mejor vestimenta del finado y se prepara la mortaja.
Por su parte, los familiares vestirán de negro como símbolo de duelo. Es de gran importancia cerciorarse que el cadáver tenga los ojos y la boca completamente cerrados, caso contrario “el alma podría escaparse o los malos espíritus ingresar”. La preparación del velorio recae sobre todo en los familiares.
Las velas y flores son imprescindibles, así como la comida y el aguardiente. Años atrás los acompañantes llegaban en parejas, las mujeres portaban las sopas o el locro (comida) y los hombres dinero y coronas de flores, recuerda la ciudadana Cecilia Vargas. “Usualmente se solicita a una persona mayor que conoce las plegarias tanto en quichua como en latín que inicie los rezos”.
Una vez terminadas las oraciones está permitido jugar el huairo y el chunkana. En el caso del primero se colocan velas y el cuadro de almas (lienzo), además de un mantel o chalina en el suelo, sobre este un tablero de madera con agujeros en donde lanzan el dado y recorrerán el número de espacios que establezca.  
En el juego original se empleaba el huairo, que es una parte del fémur, si este cae de pie el concursante gana. El dinero recolectado es entregado a la familia del difunto. El velorio dura hasta cuatro días. Generalmente la familia permanece en vela y los acompañantes se retiran al amanecer.
Preparativos. Previamente al entierro se prepara el cuerpo y se ordenan los elementos que el difunto necesitará en el otro mundo. 
El plato de barro y la cuchara de palo es para que pueda alimentarse; la escobilla de romero para que barra su nueva casa; la soguilla de ramos benditos para que cargue los granos de la cosecha. Las monedas para que pague su contribución en la puerta de entrada del otro mundo; la aguja y el hilo para que remiende su traje. Luego de la misa en honor al fallecido, los familiares sacan el ataúd y dan tres vueltas a la casa.
En el patio con la vista al interior de la vivienda se arrodillan y parten rumbo al cementerio. Los días martes y viernes son considerados “días del diablo”, por lo que se evita enterrar a los muertos en estas fechas. Antes del entierro, el ataúd se abre para que el difunto mire por última vez este mundo. Luego de este evento, la familia doliente ofrece un banquete donde los alimentos pesados como la carne de cerdo y el ají no están permitidos. En su lugar se come res o pollo y maíz blanco. 
En el quinto día tiene lugar el pichca, popularmente conocido como “El Cinco”. En este rito la familia del occiso se reúne para lavar su ropa y eliminar los “malos humores”, de modo que este no se presente para reclamar sus pertenencias. Solo cuando este acontecimiento se consuma está permitido obsequiar las prendas del occiso. 
Con este suceso se cierra el ciclo de la muerte y se da paso a los rituales de conmemoración. La primera ceremonia se conoce como Semana Karai y tiene lugar ocho días después del pichca, donde los familiares se reúnen en torno a la tumba, celebran una eucaristía y comparten alimentos.
Las celebraciones continúan en los aniversarios del fallecimiento, en el cumpleaños del occiso y en el día de muertos. Elsa Sinchi, investigadora, elabora un proyecto que recoge las distintas costumbres funerarias andinas que permanecen hasta estos días. “Han habido transformaciones; sin embargo, los ritos de paso están presentes tanto en la ciudad como la parte rural”, comenta. “El Cinco”, los juegos y la preparación de alimentos son tradiciones que se mantienen. No obstante, se han adaptado a los contextos del tiempo. “Uno siempre va a enterrar a sus muertos y siempre tendrá ritos para hacerlo”.

EL RITUAL FUNERARIO ANDINO DE ADULTOS EN OTAVALO, ECUADOR
En medio de lloros y lamentos fueron por agua al río cercano, en esa agua pusieron hojas de romero. Acto seguido desvistieron a mi abuelo, le soltaron el pelo hecho trenza y en medio del patio le bañaron. Mientras realizaban el baño, en medio de llantos le hablaban al muerto como si les escuchase y constantemente repetían frases en kichua, que decían: "¿Qué te ha pasado, papacito?.. ¿A dónde vas, papacito?... Levántate, papacito.... ¿Con quién hablaré ahora, papacito?... ¿Quién me aconsejará, papacito?... ¿Qué será de mí, papacito? ... ¿Quién me dirá siquiera: ven acá?... Despierta... Levántate, papacito".
Luego de varios minutos terminaron el baño del cuerpo y el cabello, cubrieron el cuerpo con una sábana blanca. Mi tía le peinó el pelo y nuevamente le hizo trenza, mientras mi mamá le vistió con la mejor ropa que mi abuelo había tenido. Mientras le arreglaban, entre lamentos le hablaban a mi abuelo, diciendo: "... Irá viendo bien el camino...; mamita ha de estar allí...; nosotros todavía nos quedamos aquí...; no estará triste...; si algo le hace falta avisará para enviarle con alguien...; ayúdenos a cuidar a nuestros hijos...; no nos olvide..."
Este relato del que fui testigo directo y otros más que los vivo en la comunidad de Cotama, cantón de Otavalo, provincia de Imbabura, nos puede sintonizar con el mundo andino de cómo entendemos la muerte los pueblos originarios de la región septentrional del Ecuador.
Con un breve análisis del mito sobre la muerte y los rituales funerarios que persisten en nuestros pueblos, podemos entender que la muerte-wañui es la etapa de transición hacia el chaishuk-pach o el otro mundo, vida espiritual para el que nos preparamos durante toda esta vida.
En la vida cotidiana siempre estamos conscientes de la muerte. Así en fechas especiales como el 2 de Noviembre, Jueves Santo, San Pedro, Ascensión y también los días Lunes y Jueves de la semana que son dedicados a los muertos, acudimos al cementerio para compartir nuestra comida con nuestros familiares fallecidos.
Un comunero, cuando siente el peso de los años sobre su vida, convoca a todos sus hijos y poniendo de testigos a familiares respetados y a los ancianos de la comunidad, imparte consejos de unidad familiar, de trabajo y de solidaridad. Igualmente hace la repartición de todos sus bienes entre sus hijos.
Los sueños son señas muy observadas. Soñar derrumbes, deslizamientos de montañas y derrumbes de casa indica muerte. Soñar que se le cae un diente pronostica la muerte próxima de un familiar o de un comunero. Soñar viendo carne, es un pronóstico de muerte. 
Son muchos los factores de la vida cotidiana que indican al andino de Otavalo la cercanía de la muerte. Cuando finalmente ocurre lo esperado, el baño ritual del difunto es muy importante, para lo que el agua a utilizarse tiene que ser de un río o de una vertiente. Nunca se debe utilizar agua estancada o del grifo, porque estas aguas están muertas. Es necesario utilizar un agua viva. Las hojas de romero significan la eternidad por lo que es imprescindible poner estas hojas en el agua conjuntamente con hojas de claveles rojos y blancos. El acto del baño equivale a la purificación del difunto para iniciar un nuevo ciclo en su vida. Es limpiarse de las impurezas para iniciar el recorrido hacia el chaishuk-pacha.
Los familiares reúnen toda la comida y reparten a todos los acompañantes para comer junto al difunto. Esta actitud de acudir al velorio es muy importante, ya que es endeudarle al familiar que tiene la obligación de corresponderle de la misma manera y con los mismos presentes que ha recibido.
Pero el velorio de adultos, tomando en cuenta que adulto en nuestras comunidades equivale a una persona casada sea cualquiera su edad, se solicita el aporte del Taita Maestro, que es una persona que conoce y sabe los rezos católicos y plegarias propias en idioma kichua. En la tarde del velorio, el Taita Maestro inicia el rito implorando en voz alta por el difunto, mientras la comunidad comparte la comida. Una vez terminada la comida comunitaria, los acompañantes con la autorización del Taita Maestro comienzan los juegos fúnebres, pero para ello es necesario iniciar con el juego del chunkana.
Para el juego del chunkana se forman dos grupos del mismo número, sin límite de cantidad en los jugadores. Cada grupo nombra un cabecilla que dirige el juego para sus partidarios. Mientras tanto el Taita Maestro quema un lado de 6 granos de maíz al fuego de una vela que son katsa o granos mayores y reparte 12 granos de maíz a cada jugador. El cabecilla del grupo reúne los granos de maíz en un sólo montón y se inicia el juego. Gana el partido el grupo que termine primero los granos acumulados.
Existen muchos juegos más con los que los acompañantes, especialmente los adultos, juegan hasta el amanecer, en medio de risas y alegrías. Cabe destacar que en los velorios de adultos no se consume licor, inclusive en nuestros días porque para estos juegos se requiere de mucha habilidad física e intelectual. Los distintos juegos funerarios son coordinados por el Taita Maestro y tienen como propósito alegrar el dolor de los familiares y apoyar el ánimo del difunto para que recorra el camino difícil al chaishuk-pacha. Por esta forma de realizar velorios, los blancos, los mestizos y los miembros de las sectas religiosas con desprecio nos llaman "ignorantes", pero para nosotros estos juegos contienen profundos significados religiosos. Es que no podemos estar tristes cuando los familiares del difunto necesitan una terapia para su dolor por la pérdida de un ser querido y el difunto necesita ánimo moral para atravesar el camino hacia el chaishuk-pacha.
A las 5 de la mañana, que es cuando termina la noche del velorio, se hace el Wantiay, el grito ritual, que es el momento culminante de los funerales de adultos en las comunidades de Otavalo. En el wantiay participan todos los acompañantes del velorio. Para ello el Taita Maestro se ubica en el patio y reza en voz alta varias oraciones católicas y unas plegarias en kichua. Luego se lanza en forma prolongada y con toda fuerza el grito: "¡Wantiay...!" y los acompañantes también gritan a todo pulmón: "¡Wantiay...!". Se repite el grito por cuatro veces, un grito por cada pacha o dimensión. Luego de los cuatro gritos el Taita Maestro continúa con rezos en voz alta y repite el grito: "¡Wantiay...!" por cuatro ocasiones con el acompañamiento de los familiares. Nuestros mayores nos enseñan que este grito es escuchado en las cuatro dimensiones. En el preciso momento del grito sagrado, todos los espíritus de los antepasados abandonan el chaishuk-pacha y vienen al kai-pacha para llevar consigo el difunto y guiarle por el camino.
Está prohibido pronunciar la palabra sagrada wantiay en cualquier momento o en cualquier parte sin motivo alguno que no sea en los funerales de un adulto. Es el término que, al ser pronunciado en comunidad, abre las puertas del hawa-pachakai-pachauku-pacha y el chaishuk-pacha, las cuatro dimensiones del universo según la sabiduría del pueblo andino de Otavalo. Luego del wantiay los participantes comen la primera comida del día para iniciar la salida hacia el cementerio. 
Luego de la comida, los familiares ponen en el ataúd los elementos necesarios para la vida del difunto en el chaishuk-pacha como:
Plato de barro y cuchara de palo: Le servirán al difunto para que pueda coger la comida que se le dará en el chaishuk-pacha. 
No es conveniente mandar con el muerto platos y cucharas de metal, porque allí dan de comer comida bien caliente y estos trastes son incómodos y el difunto se quemaría con esta comida a cada momento.
Escobilla de romero: Sirve para que el difunto pueda barrer su casa y mantenerla limpia.
Soguilla de ramos benditos: Le servirán para que el difunto cargue los granos de las cosechas.
Monedas: Le servirán para que pague su contribución en la puerta de entrada al chaishuk-pacha.
Aguja con hilo: Le servirán para que remiende y confeccione su vestido.
Además, se envía al difunto diversos objetos muy queridos por él durante su vida, así por ejemplo si es músico de flauta, se le envía su par de flautas. En algunas ocasiones, los familiares se olvidan de enviar con el muerto algún elemento indispensable. Entonces cuando muere algún familiar pueden mandar encargando este elemento para que se le entregue al llegar al chaishuk-pacha. Para ello al difunto una y otra vez le hablan encargándole que lo entregue a tal alma.
También se nos ha enseñado que durante nuestra vida es necesario tener como obligación al perro, porque este animal en el duro camino al chaishuk-pacha, le ayuda y guía al difunto, y en muchos casos cuando le dan de comer carne de caballo, el perro le ayuda a comer rápidamente, mientras que el gato no puede hacerlo así. Por ello no es bueno tener gatos en la casa sino perros.
Se nos ha dicho también que no es bueno enterrar el muerto en bóvedas porque en el chaishuk-pacha vivirá como prisionero en una cárcel. Por ello hay que enterrarle en la tierra.
Luego de colocar estos elementos indispensables, los familiares sacan el ataúd y dan tres vueltas a la casa como despedida y en el patio con la vista al interior de la casa se arrodillan y salen con rumbo al cementerio.
Luego de ofrecer la misa en honor al difunto en la iglesia de la parroquia respectiva, se llega al cementerio y el féretro es colocado en el centro del cementerio mientras algunos familiares se encargan de cavar la fosa y los demás realizan el intercambio de comidas y la comida comunitaria en honor al muerto. Cuando llega el momento del entierro, los familiares abren el ataúd por breves momentos para que el difunto contemple por última vez el sumak-mundo o este gran mundo. Finalmente, se cierra el ataúd y lo colocan en la fosa común y cubierto con tierra en medio del llanto y dolor de sus familiares.
Pero esto no es el final de todo. Como actos recordatorios se efectúan posteriormente varios rituales complementarios, como por ejemplo la "semana karai", las misas para el difunto y el aniversario.
"Semana karai": es la ofrenda en honor al difunto que se ofrece a los ocho días en el cementerio. Esto consiste en realizar los mismos rituales del velorio con el Taita Maestro, los mismos juegos, los mismos responsos, la misma misa con el cura y la misma comida comunitaria que se realizó con el difunto presente. Estas misas son realizadas por los hijos del fallecido, todos aportan por igual para este cometido. Este tipo de misas pueden ser repetidas las veces que los familiares quieran y puedan de acuerdo a su condición económica.
Aparte de la misa anual, los muertos son recordados en fechas especiales. Entonces la familia y la comunidad acuden al cementerio a recordar y compartir su comida con los muertos. Así cuando acudimos al camposanto vamos teniendo en mente a toda nuestra genealogía del que somos capaces de recordar, y por cada uno de ellos hacemos rezar oraciones en su honor nombrándolos. Por los que no podemos recordar con su nombre por el tiempo tan largo que pasó, pedimos al final que rece por las almas que ya no conocemos porque sabemos que ellos continúan viviendo y de vez en cuando se comunican con nosotros a través de los sueños y de otros fenómenos.
Para nosotros, la muerte es uno de los aspectos fundamentales de la vida. Para este momento nos preparamos durante toda nuestra existencia. La muerte no es el final de todo. Es el inicio de otra vida. Es el ciclo del fin de la ignorancia y el comienzo de la sabiduría universal. Es el reencuentro con los antepasados y el fin del tiempo y el espacio.

El ritual funerario de los otavaleños aún permanece inexplorado en su real valor cultural para el occidente, donde la muerte "se ha perdido", causando una patología psicosocial endémica. Lograr que nos escuchen y nos entiendan con nuestra diversidad es una meta que nos hemos propuesto para lograr un mundo unido y enriquecido en la diversidad cultural de los pueblos.

- El Valle de los Chillos, nuestro sector


El Valle de los Chillos, y/o Valle del Maíz, y/o Valle del Quinde, se encuentra en la cuenca hidrográfica del rio Guayllabamba. 
Y es una región de tierras cálidas ubicada en la parte sur oriental de la Ciudad de Quito, a 2.500 ms y rodeado de Norte a Sur por el volcán inactivo Ilaló y el volcán Pasochoa y de Este a Oeste por el volcán Antisana y las Lomas de Puengasí.
En este valle encantado, de clima maravilloso, de un verde impresionante, se encuentra la más variada gastronomía, por su igual variedad de gentes venida de todos los rincones de la patria y de otros países, sobresaliendo entre las comidas más famosas "el hornado", los cuyes al carbón, las tortillas de viento de Conocoto, El caldo de huagrasinga (cabeza de toro), las fritadas de chancho, las gallinas a la piedra, las arepas de maiz, una gran variedad de marisco.
Cuenta con un clima subtropical que a lo largo del año oscila entre 8°C a 29°C.
Hay que tomar en cuenta que el Valle de los Chillos no representa una administración política. Su población total supera los 300.000 habitantes.
Tiene una longitud aproximada de 14 Km en dirección Sur-Norte y 18 Km en dirección Este-Oeste. Presenta un clima subtropical que se divide en dos estaciones; el invierno con lluvias prolongadas y el verano que son cuatro meses de clima seco y con vientos moderados. 
Debido a que se encuentra a pocos kilómetros al sur de la línea ecuatorial y una altura de 2500 metros su temperatura oscila entre los 8°C a los 29 °C. Los meses más fríos son de octubre a mayo y los meses más cálidos son de junio a septiembre, en el verano puede llegar a los 30 °C. ​
En el año 2015 parte del Valle de los Chillos fue declarada zona de emergencia a causa de la posible erupción del volcán Cotopaxi,
El volcán Cotopaxi (5.897 ms)
El volcán y los avisos y rutas de escape cercanos a casa
 se habilitaron rutas de escape y simulacros a gran escala en las zonas que podían verse afectadas por los lares y el lodo. 
El riesgo fue alto en la zona.
Los primeros pobladores del Valle de los Chillos datan del año 11.000 aC. en el cerro Ilaló llamado antes El Inga, ya para el siglo XV los Quitu-Cara emigraron al Valle desde la ciudad de Quito debido a su clima cálido y a la riqueza de su suelo. En el año 1460 llegaron los incas al Valle quienes dividieron la región en dos partes; Annan Chillo que fue gobernado por Amador Amaguaña y seria la zona pobre y Urin Chillo que fue gobernado por Quimbatembo de Chillo y sucedido por Juan Zangolqui y seria la zona rica, actualmente en estos territorios se asientan las parroquias de Amaguaña, que pertenece a Quito; y Sangolqui la cual es la capital del Cantón Rumiñahui.
Para 1580 las órdenes religiosas adquirieron las tierras del Valle de Los Chillos y las convirtieron en haciendas y desde entonces se inició el cultivo del 'mejor maíz de la región' del maíz de Chillo. Al Valle de los Chillos se le dio el nombre de El Granero de Quito, una de las haciendas más famosas fue la Hacienda de Chillo propiedad de Juan Pío Montufar prócer de la independencia del Ecuador
En 1809 fue en el Valle de los Chillos donde se dieron las reuniones secretas para ir contra la Corona Española.
La Hacienda de San Luis, en el Valle de los Chillos
La Hacienda de San Luis, reconvertida en Centro Comercial o Hiper
El Valle de Los Chillos se encuentra en la Provincia de Pichincha y cuenta con dos administraciones municipales; la administración zonal Los Chillos que corresponde al municipio de Quito y la administración municipal del Cantón Rumiñahui.
Los límites naturales son el Río San Pedro y el Río Pita, los cuales dividen al Cantón Rumiñahui de las parroquias urbanas de la Ciudad de Quito.
-Parroquias (o municipios) del Valle de los Chillos:
1       1-  Parroquias de Quito:
2 - Parroquias de Rumiñahui:
-Vialidades: Al ser una conurbación urbana que está separada por 12 km de la Ciudad de Quito, cuenta con la Autopista General Rumiñahui construida en la década de los años 70 y que fue ampliada en el año de 1994. Esta autopista constituye el principal eje conector entre el centro de la Ciudad de Quito y las localidades del valle, cada dia circulan unos 80.000 vehículos .
La E35 de norte a sur, es la principal vía del País la cual es la Carretera Panamericana que une Canadá con la Patagonia y en su tramo atraviesa el oriente del Valle de los Chillos. Es una conexión directa con el Aeropuerto Mariscal Sucre, ha sido ampliada a tres carriles por cada calzada. Cruza las localidades de Pifo, Pintag, Cashapamba, Sangolquí, Amaguaña y Tambillo hasta unirse con la Troncal de la Sierra al sur.
La Av. Ilaló es una importante avenida que cruza el Valle de los Chillos de norte a sur de manera occidental, desde el Cerro Ilaló hasta la parte alta de la Parroquia de Conocoto. Empieza su trazado en la Parroquia del Tingo y atraviesa varias urbanizaciones, negocios y colegios. Posee un paso deprimido y conexión directa con la Autopista General Rumiñahui. cruza por el sector del "El Triángulo".
Los autobuses que se centran en el transporte exclusivo del Valle se identifican por el color verde que recorren desde cada parroquia hasta la Marín en el centro de Quito y algunos hasta la Pontificia Universidad Católica del Ecuador en el norte de centro-norte de Quito. Está en proyecto la construcción de un Monorriel que una el valle de los chillos con la zona urbana de Quito, el proyecto completo iniciaría en Machachi hasta el Trébol en Quito.
Sangolquí, monumento al colibrí
*Turismo: El valle se encuentra a 45 minutos del Aeropuerto Internacional Mariscal Sucre lo que la convierte en un punto favorable para el turismo de la zona, rodeada de nevados, rios, cerros,.
cascadaslagunas se convierte en un enlace entre la ciudad y la naturaleza que atrae a los habitantes de la zona urbana de Quito y Extranjeros.
La infraestructura hotelera cuenta desde hoteles de lujo hasta cuartos de renta por días, también con haciendas turísticas que sirven de hoteles en medio de la naturaleza en el Valle de los Chillos.
En el recorrido por el Valle de los Chillos se puede observar una variedad de monumentos, algunos de los más reconocidos son; el redondel al Colibrí o Quinde, ave símbolo del valle, y el Redondel del Choclo en honor al Maíz de Chillo producto estrella y tradicionalmente antiguo en la región, monumentos que son obra del artista ecuatoriano Gonzalo Endara Crow. La Plaza de Rumiñahui diseñada por el artista ecuatoriano Oswaldo Guayasamin, el monumento a la sed una plaza con una fuente central que muestra al campesino en busca de agua y no parece encontrarla es una obra del maestro Eduardo Kingman.Todos estos atractivos se encuentran localizados en la Ciudad de Sangolquí.

-Cerro Ilaló: Es una elevación natural que separa el valle de Tumbaco con los Chillos sus aguas termales son la muestra de su actividad volcánica y famosas por curar enfermedades además de poder observar una diversidad de plantas como es espino negro y blanco, arrayanes, flores de izo, taxo, moras y más. Es un espacio natural único con senderos tanto para practicar trekking como bicicleta de montaña en las modalidades de cross country y downhill. ​En la cumbre del Ilaló se encuentra una cruz de acero de 18 metros de altura se dice que anteriormente esta cruz estaba cubierta de espejos y brillaba a la luz del sol alumbrando todo el valle.

-Refugio Pasochoa. El Pasochoa es un volcán extinto de una altura de 4200 ms tras su última erupción su caldera quedó destruida y se convirtió en refugio para algunos bosques andinos. Se puede llegar a la cima por medio de 1034 gradas que fueron construidas junto a las tuberías de la represa construida en este refugio.
Desde la cima del Pasochoa se puede observar todo el valle, el sur de Quito, y algunas elevaciones de la avenida de los volcanes.
Balneario El Tingo: Ubicada en la Parroquia Alangasí a las laderas del Ilaló, de unas 2 hectáreas con aguas termales, toboganes, piscinas, centros de tratamiento de enfermedades reumáticas, canchas deportivas y espacios de recreación infantil.
Sus aguas son de origen volcánico mezcladas con agua de filtración. El balneario El Tingo es famoso por los tratamientos de enfermedades por medio de sus aguas como la arteriosclerosisflebitisreumatismo, enfermedades de la piel, neuritis, trastornos del climaterio, afecciones gastrointestinales,y afecciones nerviosas, respiratorias y traumatismo. Las piscinas tienen temperaturas de 37 °C y llegan a los 40 °C.

-Santuario de Schoenstatt: Se encuentra en la parroquia de La Merced, es un santuario de peregrinación y gracias fundada por el Padre José Kentenich. Cuenta con jardines a sus alrededores además de jardines verticales.

-El Cachaco: Ubicada entre Amaguaña y Sangolqui es un parque ecológico que se encuentra junto al río San Pedro, en la época del imperio inca era centro de adoración debido a la existencia del Curipogyio o Vertientes de Oro, una piscina sagrada donde las tribus y caciques la utilizaban para curar heridas y enfermedades debido a la presencia de Uranio en sus aguas. el inca Atahualpa también uso esta piscina.

Cerca de El Cachaco 500 metros río abajo se puede observar imágenes labradas en piedra como caras de sapos, piedras labradas de mamut y vasijas, actualmente es también un centro  arqueológico.

Reserva Antisana. Ubicada entre las provincias de Pichincha y Napo es parte de las 33 áreas protegidas del Ecuador con una extensión de 120.000 hectáreas, su mayor atractivo es el volcán Antisana con una altura de 5.753 ms en la cima del antiguo cráter se asienta un glaciar. La reserva cuenta con un bosque húmedo tropical, páramos, lagunas y es también el refugio del Cóndor andino.