El Pase del Niño
Viajero volverá a vivirse y celebrarse con gran devoción en Ecuador. Según
recuerdan medios locales la organización de esta festividad vinculada al tiempo
de la Navidad confirmó
que la procesión religiosa-cultural mantendrá su recorrido por la céntrica
calle Bolívar de la ciudad de Cuenca, provincia de Azuay.
La noticia llena de alegría a Ecuador, ya que en 2020, por la pandemia del coronavirus, no pudo celebrarse con procesión. Una fiesta que suele darse con fieles de varias partes del país cada 24 de diciembre. Sin embargo, en 2021, la expectativa con respecto a esta fiesta ha cambiado debido al avance de la vacunación en el país. De todos modos, para aquella gran fiesta multitudinaria que solía caracterizar al Pase del Niño Viajero tal vez haya que esperar aún un poco más. De momento, la alegría llena a Ecuador por este regreso, pero todo en medio de un plan de contingencia y protocolos de bioseguridad.
Una fuerte tradición
El Pase
del Niño Viajero es celebración religiosa con fuerte arraigo en la ciudad de
Cuenca, provincia de Azuay. Desde hace unos años fue declarada Patrimonio
Cultural Inmaterial del Estado (desde hace tiempo han hecho gestiones
para su reconocimiento por la UNESCO como Patrimonio Inmaterial de la
Humanidad).
Durante
esos días es común ver esta peculiar talla de madera del Niño Jesús,
que lleva un ropaje más que llamativo. Lo hace recorriendo las calles,
custodiado por representantes de diversas instituciones y acompañado por
danzantes, entre otros.
El momento también suele presentarse oportuno para que los niños de los diferentes pueblos locales se disfracen de personajes bíblicos alusivos al nacimiento de Jesús como José, María, ángeles, pastores, Reyes Magos, etcétera. Sin duda, una fuerte tradición que convierte al llamado Pase del Niño Viajero en una de las postales navideñas más emotivas de América Latina.
El Pase
del Niño en Cuenca es, sin lugar a dudas, una de las manifestaciones de religiosidad
popular más importantes del Ecuador en la cercania de la Navidad. Esta fiesta
refleja como pocas, la cultura y las tradiciones de un pueblo que expresa sus
creencias en múltiples y variadas formas del folklore.
Se conoce
que en Europa fue San Francisco de Asís quien celebró por primera vez en forma
llamativa la Natividad de Jesús, con una recreación de los hechos en la que
gentes humildes del campo representaban a la Virgen María, San José y el Niño
Jesús. Pronto, esta costumbre, alentada por los franciscanos, se difundió por
todo el mundo cristiano. Desde los tiempos de la Colonia, esta y otras órdenes
religiosas difundieron en nuestro país el culto del pequeño Jesús a través de
novenas, misas y arreglo de pesebres.
Cuenca es
el lugar del país en donde mayor acogida ha tenido la tradición de los pesebres
y el culto al Niño Dios durante las celebraciones navideñas. Las familias
cuencanas, además, con el paso del tiempo han añadido elementos autóctonos
propios a esta celebración. Las procesiones en las que sus participantes
(mayoritariamente niños) hacen uso de disfraces religiosos y profanos, se
conocen como “Pase del Niño”, pues su centro es siempre la imagen de Jesús
infante, generalmente vestido con ropajes muy elegantes, de seda, terciopelo y
bordados con elementos plateados o dorados.
Estos
desfiles, que cuentan con la participación masiva de las clases populares y el
campesinado, son organizados año a año en la ciudad y en los pueblos aledaños.
Se inician el primer domingo de adviento y terminan el martes de carnaval.
El más importante de
los pases, es aquel que está dedicado al “Niño Viajero”, y se lo celebra el 24
de diciembre en la ciudad de Cuenca. Se conoce con este nombre a una imagen del
Niño Dios que fue mandada a esculpir por doña Josefa Heredia en el año de 1823.
Su último dueño,
Monseñor Miguel Cordero Crespo, realizó en 1961 una peregrinación a varios
lugares de Tierra Santa, acompañado por la imagen, a la que al final del viaje,
bendijo el Papa Juan XXIII. A su retorno a Cuenca, el pueblo entusiasmado le
dio a esta famosa escultura el título de “Niño Viajero”, y desde ese entonces
se le rinde culto con mucha pompa el día de Navidad, en la gran procesión o
“pase”, que generalmente inicia a las 10h00 y concluye aproximadamente a las
15h00.
La procesión se inicia
en la avenida Ordóñez Lazo y recorre la calle Simón Bolívar, en el centro de la
ciudad. Se pueden observar todos los elementos típicos de la celebración:
vistosos e innumerables carros alegóricos; bandas populares que interpretan canciones
dedicadas al Niño; conjuntos musicales campesinos; niños disfrazados de
personajes bíblicos; pastores, gitanos, jíbaros, saraguros, otavalos y
mayorales.
Los mayorales son
especialmente llamativos e interesantes, pues representan campesinos de las provincias
del Azuay y Cañar que tenían gran poder y prestigio entre los peones de las
haciendas. Eran generalmente hombres y mujeres del campo de muy buena posición
económica. Sus trajes por lo tanto, son muy vistosos y elegantes, para expresar
riqueza. Conducen siempre caballos cubiertos por finas mantas o tejidos de lana
y seda, y aprovisionados con el “castillo”, (conjunto de alimentos armado en
forma de guirnaldas con frutas, legumbres, bombones, botellas de licor,
juguetes etc.)
Finalizado el pase, existen
celebraciones posteriores en cada una de las familias participantes, las que
luego del desfile se dirigen a sus casas y proceden a desarmar con cuidado los
castillos. La comida de la ofrenda es repartida entre los miembros de la
familia y sus invitados, en un gran festín.
El Pase del Niño en
Cuenca es una manifestación religiosa popular de gran riqueza etnográfica y
pese al tiempo y la continua presencia de elementos culturales foráneos, se
mantiene en todo su esplendor. Y es que ésta es una fiesta que no responde
únicamente a la fe sencilla de las clases populares, sino también al deseo de
resaltar y valorizar elementos culturales que las caracterizan y enorgullecen.
Para Joffre Astudillo, secretario de la Arquidiócesis de Cuenca, el Pase del Niño Viajero permitirá a los devotos que sientan la presencia del Niño Jesús en sus vidas y ese acercamiento en momentos difíciles por la emergencia sanitaria. Antes de la pandemia la procesión duraba seis horas y reunía a más de 50 000 personas, según estimaciones del Municipio. Cientos de carros alegóricos ricamente adornados, personajes bíblicos y las coloridas danzas culturales abarrotaban la calle Bolívar, entre la Coronel Tálbol y la presidente Borrero.
El martes 30 de
noviembre del 2021 tuvo lugar otra reunión del Comité de Operaciones de Emergencia,
Curia de Cuenca, Grupo Hermano Miguel y priostes para definir el plan de
contingencia que tendrá el apoyo de todas las instituciones públicas.
Allí se aprobaron
algunos cambios como parte de las medidas sanitarias.
Por ejemplo, los priostes obsequiarán la tradicional chicha de jora en botella
cerrada y no en vasos como ocurría antes; y los panes y guineos en fundas.
Además, está por
definirse dónde se ubicará el altar con
la imagen del
Niño Viajero y si se permitirá que los devotos se acerquen a recibir la
bendición como de costumbre.
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