Mama
Negra, conocida como Santísima Tragedia es una fiesta tradicional propia de la
ciudad de Latacunga, simbiosis de las culturas indígena, española y africana en
la cual sus habitantes rinden homenaje a la Virgen de Las Mercedes como
demostración de agradecimiento por los favores concedidos.
La
fiesta de La Mama Negra -que se celebra en Latacunga- es una de las más bellas
y tradicionales del Ecuador y constituye un fenómeno cultural absolutamente
mestizo. No se conoce mucho con relación a su origen, pero los investigadores
coinciden en afirmar que esta ya se celebraba en épocas de la colonia.
La
Mama Negra es indígena, africana e hispana y en esta trilogía radica la belleza
de su contenido expresado en la variedad de sus personajes, atuendos, danzas,
máscaras, comparsas, ritmos, canciones, comidas, bebidas y espectáculos que dan
vida y realidad a esta fiesta que no es otra cosa que una gigantesca y
maravillosa farsa o tragicomedia protagonizada por todo el pueblo.
La
figura central de la fiesta es -precisamente- La Mama Negra, personificada siempre
por un hombre con el rostro totalmente tiznado, ataviado con ricos y coloridos
ropajes típicos, que recorre a caballo las calles de la ciudad. La Mama Negra
representa a una esclava liberta que lleva con ella a sus tres hijos: dos a la
grupa de su cabalgadura y la menor en sus brazos.
Junto
a la Mama Negra hay que destacar la presencia de los Priostes -que son las
personalidades más representativas de la ciudad- y a varios personajes más que
la acompañan en su recorrido, como el Ashanga o esposo -que es quien lleva la
comida para la fiesta- y otros de carácter religioso y militar como el Angel de
la Estrella, los Tiznados, el Rey Moro, los Engastadores, el Abanderado, los
Yumbos. Durante su recorrido, estos personajes van repartiendo bebidas y dulces
a los curiosos que encuentran a su paso.
Este
cortejo recorre las calles bailando y cantando al compás de las bandas típicas
hasta las doce de la noche, hora de la “Misa de la Gallina”. Después toda la
gente se dirige a la casa del prioste, donde su esposa da de comer y beber a
los invitados.
También
junto a la Mama Negra aparecen otras “doñas” que lucen pelucas, vuelos y joyas,
y reparten besos entre los caballeros, pequeñas fundas con allullas entre los
niños y flores entre el público en general.
La
Mama Negra, al igual que las otras “doñas”, ni es mujer, ni es negra, y esto
hace mucho más folklórica y atractiva su figura, pues generalmente es
representada por una de las más importantes personalidades de la ciudad que,
identificada con la tradición, acepta el rol y lo desempeña con simpatía,
devoción y espíritu ciudadano.
Según
antiguos cronistas, esta fiesta se originó en 1742 cuando los habitantes de la
región, asustados por las terribles erupciones del Cotopaxi, buscaron
protección en la Virgen de las Mercedes o de la Santísima Tragedia, a la que
proclamaron Patrona y Abogada o “Virgen del Volcán”, con la esperanza de que
ella protegiera a la ciudad de nuevas erupciones.
Otra
teoría establece el origen principal de la Mama Negra en las fiestas que
organizaron los negros para celebrar su liberación de la condición de esclavos
-en 1851- cuando el Gral. José María Urbina, luego de tomarse el Poder,
decretara su absoluta manumisión. Se dice que los negros consideraron que este
hecho se había producido gracias a la intervención de la Virgen de la Merced, e
instituyeron esta fiesta como un homenaje en su honor.
En
todo caso, estas dos teorías que podría haber dado inicio a esta celebración,
tienen como protagonista principal a la Virgen de la Merced y constituyen una
ofrenda religiosa por medio de la cual el pueblo manifiesta su fe y expresa su
cultura a través de actos sacramentales y de la música, la danza, la poesía, la
comedía y la artesanía.
La
fiesta se celebra en dos fechas de profundo significado religioso: La primera
entre los días 23 y 24 de septiembre -fechas que corresponden a los días de la
Virgen de las Mercedes- es organizada por las vivanderas del mercado de La
Merced -situado al norte de la ciudad- en el barrio del mismo nombre- junto con
sus familiares y vecinos, que participan en el desfile y en la ceremonia
religiosa.
Identificada
por los propios latacungueños como “La Mama Negra de los Cholos”, aunque es la
más popular, es también la menos conocida.
Las
autoridades de Latacunga se preocuparon de promover la Fiesta y comenzaron a
celebrarla nuevamente en los primeros días del mes de noviembre, en homenaje a
la independencia de la ciudad, contando para el caso con la participación de
instituciones públicas y privadas.
El traje de la Mama Negra contiene adornos con acabados dorados,
blancos, rosados y plateados, que lo destacan desde lejos. Tiene un costo
estimado entre $ 600 y $800 y es diseñado por artistas locales. Durante el paso
de las coloridas comparsas, los espectadores suelen brindar con licores
fuertes, muchos de elaboración artesanal. En los comedores locales -además- se
sirve la chugchucara, el plato típico de la urbe.
El año pasado, 60 comparsas desfilaron en las
principales calles de Latacunga con sus tradicionales personajes, como
capariches, huarichas, loantes, y otros.
“Cada año llegan miles de visitantes expectantes de las comparsas, pero además llegan estudiantes de todo el país y del extranjero a fin de desarrollar sus tesis e importantes investigaciones sobre fiestas populares. Una pinacoteca en la que se exponga la historia, los trajes, disfraces, fotografías y demás elementos de la festividad, ayudaría en gran manera a estas personas y aseguraría la ocupación de los establecimientos de hospedaje durante todo el año”, aseguró Miguel Cabezas, dueño del hotel Tres Coronas, de Latacunga.
“Cada año llegan miles de visitantes expectantes de las comparsas, pero además llegan estudiantes de todo el país y del extranjero a fin de desarrollar sus tesis e importantes investigaciones sobre fiestas populares. Una pinacoteca en la que se exponga la historia, los trajes, disfraces, fotografías y demás elementos de la festividad, ayudaría en gran manera a estas personas y aseguraría la ocupación de los establecimientos de hospedaje durante todo el año”, aseguró Miguel Cabezas, dueño del hotel Tres Coronas, de Latacunga.
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