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viernes, 5 de marzo de 2021

- Santuario de La Virgen del Cinto (Lloa, Quito)

 
En la Parroquia de Lloa, ubicada a 15 minutos de la ciudad de Quito, miles de fieles acuden a la iglesia de la Virgen del Cinto y agradecen los milagros recibidos de su patrona: la Virgen María y se la puede observar entre las piedras junto al niño Jesús en sus brazos, además dos mujeres que le acompañan una en cada extremo, también dos frailes y un niño de una de las mujeres.
Los primeros hallazgos en torno al lugar religioso hacen referencia a casi un siglo de peregrinaje y cada año aumenta el número de visitantes.
Historia del lugar: Había una vez una señora residente de la parroquia de Lloa que cada mañana salia a vender sus quesos y leche, la venta del día había sido pésima, al regresar camino a casa se asombró al mirar en una piedra la imagen de la Virgen.
La señora la miró sorprendida y manifestó a toda la gente gritando: ¡milagro!. ¡milagro!...
Todos los vecinos del sector se acercaron a mirar que es lo que estaba sucediendo, entonces observaron a la Virgen, y desde aquel día esta señora no se preocupo más por la venta de sus quesos y leche, pues todos los días vendía todo su producto.


Peregrinaciones: En el mes de septiembre, todos los domingos se realiza la peregrinación al Santuario del Cinto desde el barrio la Mena por la carretera hasta Lloa. Cientos de creyentes acuden al sitio a venerar a la Virgen pintada en la piedra cuyo origen milagroso es desconocido per se le atribuye al Fray Pedro Bedón que fue pintor español de la escuela quiteña de arte que vivió entre los años 1551 y 1621.


Historia remota. La devoción a la Virgen del Cinto se inicia en Italia, en la cuidad de Prato asentada en la región de Toscana. En el año 1141 un mercader llamado Miguel viajo a Jerusalén y se caso con una joven judía llamada María, quien se cree fue descendiente del apóstol Santo Tomas, el mismo que recibió el cinturón de la virgen al momento de la asunción al cielo. Este cinturón había pasado de generación en generación hasta llegar a los padres de María quienes entregaron a Miguel como dote matrimonial. A su regreso a Prato Miguel conservo el cinto con grande veneración hasta el momento de su muerte, que fue entregado a la parroquia de San Esteban. A partir de entonces es cuando se hace popular la devoción al cinto en al parroquia y fuera de ella, incluso fue motivo de pintura de cuadros de grandes artistas como Filipo Lippi.


En Quito por el año 1650 el Padre Pedro Bedon sacerdote Domínico sube de la cuidad a Huairapungo (actual Cinto) y en una laja enclavada en la peña pinto la imagen de la Virgen del Cinto con rasgos mestizos. Pedro Bedon seguramente recibió la devoción a la Virgen del Cinto de su padre español, que a su vez en sus viajes conoció la devoción que tiene su origen en Prato y tuvo grande veneración a la Virgen con advocación del cinto. Los habitantes de Lloa le construyeron una choza para proteger la pintura, la misma que se destruyó en uno de los temblores y por espacio de cien años se olvido la devoción. Cuando comenzaron a explotar la cantera encontraron la pintura de manera intacta lo cual consideraron como un milagro. Fueron los españoles que construyeron una capilla muy pequeña para rendir culto a la madre del Cinto a quien le consideraban la protectora de los pastos. 


Por el año 1922 se hacen cargo los padres Josefinos y el padre Pedro Savio es quien decide construir una Iglesia grande con características góticas que albergue a mas peregrinos. En el año 1948 comenzaron a embellecer el interior del templo con pinturas de la Virgen y de sus milagros. A finales de 1970 se encarga su cuidado al Padre Carollo quien decide derrocar y construir el actual templo mas amplio pero de menor belleza. Sea como fuere a lo largo de todos los tiempos la Madre del Cinto sigue acogiendo, consolando y dando muestras de amor maternal a todos los que suplican su cuidado y protección.
MIRADOR DEL CINTO - HOY PARQUE ECOLÓGICO CHILIBULO HUAYRAPUNGO.
Al fondo parte del sur de Quito 


La ruta de llegada a este mirador empieza en el sur de Quito, en la avenida De los Libertadores, en el sector de Chillogallo. A mitad de la ruta está el santuario de la Virgen de El Cinto, la que es llevada en peregrinación hasta el borde del cráter del Guagua Pichincha, una vez al año.
La vista panorámica es maravillosa, se observa Lloa, la avenida de los volcanes, el centro y el sur de Quito. Desde el refugio del Pichincha se llega al mirador, desde ahí, la vista del cráter del volcán es única.


Cuentan los vecinos de Lloa que ya son 107 años que durante todo el mes de septiembre tienen lugar las romerías al Santuario del Cinto. La primera romería se realiza el primer domingo de septiembre. La segunda el ocho de septiembre que es el día propio de la fiesta o el día de la Virgen María. Se estima que este año asistan unas 30 mil personas durante los cinco domingos de peregrinación.


Durante el mes de septiembre en las inmediaciones de la Iglesia se establece una feria de comidas, estampas y artesanías. Entre la gastronomía típica se destaca: el champús con mote (plato típico de Lloa),  la colada morada y pan de trigo, caldo de treinta y uno, tortillas con ornado, tortillas con caucara, mote con fritada; empanadas de viento, habas con mellocos, cañas de azúcar y jugo de caña, almejas, menudo de chancho con morcillas y la chicha de jora. 
Esta es una gran ocasión para el reencuentro familiar ya que llegan parientes, devotos de la virgen, desde hasta de otros países o de  diferentes partes del país y de la ciudad  para agradecer los milagros o porque las mujeres que no pueden tener hijos quedaron embarazadas.
La peregrinación también se ha trasformado en turismo religioso, ya que luego de visitar a la Virgen del Cinto se puede visitar Lloa, que está ubicada a unos cuatro kilómetros del Santuario, en donde existe pesca deportiva, caminatas, las aguas termales de Urauco o subir hasta el Guagua Pichincha.